¿Qué es la quiebra o liquidación voluntaria para empresas?
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¿Qué es la quiebra o liquidación voluntaria para empresas?

28/11/2022 | Juan Antonio Molina ¿Qué es la quiebra o liquidación voluntaria para empresas?

La liquidación voluntaria o la quiebra para las empresas, es un procedimiento de carácter judicial que tiene por objetivo conseguir que un deudor pague sus deudas a través de la venta de sus bienes. Al declararse en quiebra, el deudor queda limpio de todas sus deudas, reintegrándose a la vida económica. 

Este procedimiento siempre será voluntario, es decir, será decisión del deudor someterse a este proceso y declararse en quiebra siempre y cuando cumpla con los requisitos impuestos por la ley de quiebras. En otras palabras, es una acción que permite el cierre formal de una empresa, mediante la entrega de los bienes de la persona deudora (natural o jurídica) para el pago de las deudas de sus acreedores.

De acuerdo a lo anterior, es importante destacar que antes de declararse en quiebra, deberán evaluarse previamente todos los pros y contras que implica el sometimiento al mismo, sobretodo, en épocas complicadas como las que estamos viviendo.

En la actualidad, según la Asociación de Emprendedores de Chile, existen 900 mil Pymes, donde 220 mil son medianas y 690 mil son microempresas. Conforme a los datos que entrega el Ministerio de Economía estas aportan el 17% del Producto Interno Bruto (PIB), además, en materia de empleo, son las pymes las que entregan el 53,3% de este, con una remuneración nominal promedio de $570.000 aproximadamente.

Por otro lado, las pymes exportadoras en Chile, son solo 1.002, según ProChile, quiere decir, que un poco más del 1% y si nos ponemos a analizar qué consecuencias tuvo el estallido social y la pandemia, se estima que quebrarán 200 mil pymes.

Si reflexionamos sobre todos aquellos aspectos claves que les conciernen a las pymes, haciendo hincapié en las ventajas y desventajas con las que cuentan y dejando constancia de la necesidad de romper el vínculo existente entre dimensión reducida y las debilidades financiera, técnica, comercial y organizativa que arrastran, podemos deducir que emprender, que vendría siendo el primer eslabón para formar una pyme, es una tarea absolutamente titánica.

Esto debido al ambiente hostil donde se mueven, pagando tasas de intereses altas al momento de endeudarse, el poco margen de error, donde se puede caer con facilidad en el llamado “Valle de la Muerte”, el mayor gasto proporcional al momento de digitalizarse, las dificultades para llegar a los grandes clientes y así sigue y suma. Podríamos decir que formar una pyme tiene casi caracteres semi suicidas.

Si lo ponemos en números empíricos, Sercotec informó que somos el país que más emprende en Latinoamérica, pero increíblemente el que más fracasa, informando que el 97,5% de los emprendimientos cierran antes de los 5 años. Parecen números excesivos, pero si vamos a los textos sobre estas estadísticas, nunca bajan del 92%.

La pregunta por defecto es, ¿te inscribirías en una carrera con esa tasa de fracaso? De seguro no, entonces; ¿por qué seguimos fomentando el emprendimiento y por qué la gente sigue emprendiendo?.

Política y económicamente, las pymes son extraordinariamente necesarias para el país, pero son un mal para el emprendedor, ya que, en un país tan hostil, con esa tasa de fracasos, prácticamente nadie debería emprender y el esfuerzo debería estar puesto primero en ver cómo mejorar las condiciones.

Si vamos más allá, vivimos en un país sostenido por el fracaso de sus pymes, un círculo virtuoso, donde se expone al emprendedor en post a los “beneficios” del país, que en su mayoría están en el empleo, simplemente un círculo de 3 a 5 años donde miles de pymes quiebran y otras entran como relevo a seguir generando lo que el país necesita, pero sin la sostenibilidad que el emprendedor necesita.

Los temas de análisis en relación a las necesidades de adaptación a los vertiginosos cambios, especialmente tecnológicos, que se están produciendo y se producirán en los próximos años, que “deberán satisfacer” la pequeña y mediana empresa, no son auspiciosas. Al parecer la digitalización expondrá más las debilidades de las pymes y disminuirá las fortalezas que podrían tener con todos los cambios que se están generando. Puedes digitalizar las 900 mil pymes, pero sin audiencia para generar transacción, será solo un mal camino que se sigue tratando de exponer como una gran solución.

Ya sabemos que las empresas no son un organismo estático, sino que están inmersas en una continua evolución y por ello que es necesario actuar con una orientación de futuro, en la que se prevean y analicen las distintas necesidades y se traten los problemas de una forma preventiva, es decir, antes de que surjan. Por lo tanto, es aquí donde el rol del Estado y las entidades que apoyan a las pymes tienen que brindarle un ambiente más seguro y amigable para emprender y reemprender.

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